«¿Quién cuida al cuidador?» Este fue el lema del Encuentro de educadores y educadoras de las obras sociales maristas de Cataluña, que se celebró el viernes 17 de marzo en el colegio Maristes Anna Ravell de Barcelona, y que quiso incidir en el cuidado de las personas y de los equipos en un momento especialmente complicado.
Después de los agradecimientos de la directora de las obras sociales maristas de Barcelona, Helena Bové, anfitrionas del acontecimiento, inauguraron el Encuentro los hermanos maristas Lluís Serra y Gabriel Villa-Real y Brigida Ceballos, técnica del Ayuntamiento de Barcelona. El hermano Lluís Serra hizo un recorrido histórico por las obras sociales maristas y se remontó al 1990, momento de la creación de la Asociación Compartir. En referencia a la tarea de los educadores de las obras sociales, recordó que «dar y recibir son la sístole y la diástole de la acción social. Desde esta perspectiva, los profesionales y voluntarios se dan cuenta que también tienen que recibir atención para explorar su interior, fortalecer su acción, trabajar mejor en equipo, evitar afecciones enfermizas, mejorar su formación personal, contribuir desde la humildad… Si no llenan la cantimplora no podrán ofrecer agua a los demás».
Brígida Ceballos, por su parte, destacó desde el Ayuntamiento el trabajo que llevan a cabo las entidades, «un trabajo de alta complejidad técnica» y remarcó que uno de los retos del Ayuntamiento de Barcelona es «continuar ofreciendo líneas de trabajo y apoyando a los proyectos».
Para cerrar los parlamentos, el hermano Gabriel Villa-Real recordó el camino y el buen trabajo que se ha hecho en los últimos 20 años y la apuesta decidida y firme que se ha tomado como institución por las obras sociales. A banda, agradeció a cada uno de los educadores el trabajo cotidiano: «Gracias por vuestro coraje porque vuestro día a día quiere decir vivir en contacto directo con la fragilidad, y para ello se debe tener coraje. Y en este contexto es importante no perder de vista que hay que cuidar de los que cuidan de los demás. Y tener cuidado de un mismo, saber expresarlo con palabras y sentir lo que sentimos. Sentirnos conectados con los demás y saber desconectar para volver a conectar».
La jornada continuó con una charla-dinámica a cargo de Oriol Julià, denominada «Nos acompañamos sintiendo para acompañar con sentido. Espacios de cuidado de equipos», que sacudió los asistentes y a continuación hubo talleres destinados al cuidado de las personas y equipos: la palabra, la risa, las emociones, la casa común y la risa curativas. Después de una comida compartida, la directora general de la Fundación Champagnat, Loreto Rubio, compartió un momento con los educadores y educadoras para hablar de las líneas estratégicas de la institución y el día acabó con un espacio lúdico para los educadores y educadoras con el objetivo de hacer red y de conocer más a las personas de las obras sociales.
¡Enhorabuena, una vez más, por la tarea que se lleva a cabo desde las obras sociales maristas!