En la provincia marista de Europa Centro Oeste, más concretamente en la región de Valonia (Bélgica), la comuna de Habay se ha involucrado en el recibimiento de refugiados ucranianos, la solidaridad y la hermandad. Desde hace un par de meses, y gracias a la gente local, se iniciaron acciones de ayuda y acogida enviando un mensaje urgente a toda la comunidad en general y a las familias en particular.
Desde la comunidad marista de Habay se pedía colaboración a todos los que pudiesen ayudar recibiendo personas refugiadas que viniesen huyendo de la guerra en Ucrania. Tras gestiones varias por parte de la comunidad marista se llegó al acuerdo de poner a disposición de tal situación la pequeña ubicación de Maisonnette, para poder así atender y acoger a todas las personas refugiadas que fueran llegando a la provincia de Europa Centre Oeste.
Desde finales de marzo Habay puede contar que acoge a nueve personas refugiadas; entre ellas hay tres madres jóvenes que han llegado con sus cuatro hijos y acompañados por dos mujeres mayores, abuelas de los menores.
En estos y otras situaciones, gracias a las redes sociales se ha multiplicado la solidaridad que además creció rápidamente entre las personas afines o relacionadas con la comunidad marista. Tanto es así, que en cuestión de horas las personas que pudieron donaron cunas, cochecitos para bebé, ropa, artículos de higiene personal, juguetes y alimentos entre otras cosas.
El alcance fue tan positivo que se llegaron a recibir incluso donaciones, que por su importancia y volumen se dieron también a la Cruz Roja para que aparte de éstas pudiera ayudar también a otras familias necesitadas.
Además, en cooperación con las autoridades locales y con los numerosos voluntarios laicos maristas, se está organizando también los aspectos de la vida cotidiana de esta nueva gran familia. Con ayuda de todos se gestionan las traducciones que son necesarias para todos los trámites y el día a día, se hace frente a los primeros trámites administrativos y tramites médicos, y también a la escolarización de los niños en el colegio de la ciudad.
Una situación que demuestra lo importante que es trabajar juntos por la paz y que, indudablemente, requiere presencia, energía y cuidados por parte de toda la comunidad marista, que proyecta en situaciones así su gran riqueza humana.
H. Albert André