San Marcelino consignó, para el desarrollo del Instituto, la misión que permanece: “Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”. Y fomentó una perspectiva y una clara conciencia de la importancia de integrar educación y evangelización de forma armónica y evolutiva. Por ello, educamos evangelizando y evangelizamos educando. Así, la construcción del Reino se realiza día a día en las aulas y actividades de nuestra enseñanza integral e integradora, donde anuncio y vivencia de los valores evangélicos ocupa un lugar central.