Llegué al Monasterio de las Avellanas, ya de noche, con el corazón abierto a esta segunda semana de formación del curso “Identidad y profundización marista”. Silencio, paz, armonía en ese edificio imponente que acogía a un cielo limpio y estrellado como nunca antes había vivido. Dentro: Saludos, abrazos, besos, alegría…por volver a vernos, por estar juntos,
por compartir…y de verdad, que eso se nota.
La semana del 2 al 6 de marzo ha sido intensa en experiencias variadas, novedosas, preparadas con el corazón porque a él me llegaron y me confirmaron que, ¡Maristas, somos una gran familia! No perdamos nuestra identidad porque es una fortaleza que tenemos el deber de transmitir a las generaciones de alumnos y profesores del siglo XXI; transmitir desde la pasión, la implicación, la vocación…, el legado del Padre Champagnat que nos acompaña en el día a día en nuestra misión.
Lluis, LLorenç, Pedro José, Pere, GRACIAS por vuestro saber y buen hacer. Habéis conseguido que mejore mi conocimiento personal, que me reilusione con mi vocación marista, que me abra a una nueva visión de la sociedad y de la juventud actual y que me acerque a la Buena Madre para que me acompañe en mi tarea. No puedo olvidarme de la experiencia en “La Llar” y en la “Asociación Gabella”. Los más necesitados, dijo Marcelino, y esos contextos, sí son de extrema necesidad. ¡Con qué sencillez nos contaron ambos directores, su día a día!
Recuerdo con especial cariño la catequesis mariana. La Virgen del cerro que cuida del monasterio y de cada uno de los que en él, se albergan. La Virgen del cementerio, del abrazo, del ven a mí, del yo te ayudaré y te acompañaré. La Virgen de la fuente que con su proximidad al recinto nos recuerda palabras que todos hemos oído muchas veces: Cercanía, presencia… La Virgen de la iglesia y su semblante de paz y acogida. Recuerdo los momentos de oración: El pozo del hielo, el frontón, el cementerio…, los momentos de silencio y reflexión en la impresionante naturaleza del prepirineo, los paseos en buena compañía que enriquecen la convivencia… Recuerdo todo, lo añoro y me faltan las palabras, hay que vivirlo. GRACIAS a Pere por su entusiasmo y su implicación y al joven que nos explicó la historia del Monasterio.
GRACIAS a la comunidad de Hermanos Maristas de Las Avellanas y GRACIAS por su cariñoso regalo.
Andreu, Ángel, GRACIAS por vuestros buenos días y buenas noches, por vuestra sonrisa, por vuestros cuidados, por vuestro buen humor, por las visitas a la Sagrada Familia y a Santa María del Mar, al Maremagnum… GRACIAS por hacerme sentir que deseara que la semana no terminara.
Cada jornada desembocaba en montones de ideas, de emociones, de sentimientos…que en el silencio del Claustro, avivaban una personal sensación de orgullo y de admiración por la oportunidad de haberos conocido, hermanos Maristas. ¡Cómo conseguís
desde vuestra honestidad llegarnos al corazón, al alma!
Podría seguir contando vivencias porque hay muchas más; pero, quiero terminar diciéndoos que GRACIAS A TODOS, de nuevo. GRACIAS a vosotros, mis queridos compañeros de formación, hemos creado un vínculo fuerte que nos une. GRACIAS por tantos momentos de risas, de diversión, de complicidad, de ayuda, de oración…Ha sido un placer conoceros.
María de las Nieves Martín Barbón. Colegio San José del Parque. Madrid. Prov. Ibérica