Desde la Provincia de Mediterránea, el nuevo Hermano Aureliano García Manzanal ha hecho un llamamiento para toda la comunidad marista, recordando en un escrito lo que fueron las enseñanzas de Marcelino.
“No es difícil identificar los caminos por los que transitó Jesús. Recorrió mil senderos por la tierra que le vio nacer rodeado de un grupo de seguidores, hombres y mujeres, cuyas vidas iban cambiando al ritmo de las palabras del maestro de Nazaret. Se acercó a los niños. Caminó junto a los pecadores y recaudadores de impuestos. Dejó que vinieran a él los pobres y excluidos, los que habían perdido toda esperanza. Sus pasos lo llevaron a la fuente de Jacob, al árbol de Zaqueo y al encuentro en el camino de Emaús.
Caminó por el mar de Galilea y conocía cada recodo del río Jordán. Se dirigió a Betania para devolver la vida a su amigo. Pero también tuvo que recorrer el camino hacia el Calvario. Y, definitivamente, descubrió los caminos que llevan al conocimiento de la bondad de Dios y a la vida plena. El camino es nuestro lugar de encuentro con Jesús. Y hacia ahí queremos dirigir nuestros pasos en este nuevo trienio de la Provincia Marista Mediterránea.
En el VII Capítulo Provincial hemos vuelvo a visualizar el camino que Marcelino Champagnat y los primeros hermanos comenzaron a recorrer. Por eso hemos hablado de espiritualidad, fraternidad y solidaridad, porque nos sentimos llamados, como Marcelino, a dejarnos inspirar por la Buena Madre en nuestra forma de entender el seguimiento de Jesús. Nos sentimos llamados, sobre todo, a ser faros de esperanza para todos los niños y jóvenes de nuestro mundo. En este proceso de discernimiento hemos encontrado nuevas pistas en el camino. Son cuatro palabras en clave que tendremos que ir descifrando y llenando de contenido durante los próximos años: vocación, fraternidad, acompañar y solidaridad».
Así, entrando en detalle de estos cuatro grandes bloques, la propuesta de trabajo y de camino de Maristas Mediterránea queda definida en torno a objetivos muy claros:
1) Despertar en los jóvenes la vocación de Hermano: creemos en nuestra vocación y nos fiamos de Jesús que dice hoy a los jóvenes: venid y veréis. Apostamos por una vida de comunidad acogedora, en comunión con todos los maristas de Champagnat. Provocamos encuentros con las personas, especialmente con jóvenes, como experiencia de vitalidad. Oramos, reflexionamos, compartimos y hacemos propuestas concretas y transformadoras en este ámbito.
2) Expresar la fraternidad como esencia de nuestra vida comunitaria: privilegiamos el cariño y el servicio al hermano como forma de manifestar el estilo mariano de nuestras relaciones. Nos abrimos al entorno social y eclesial y nos dejamos interpelar por él. Apostamos por una visión positiva del otro, favoreciendo una crítica constructiva para crecer. Nos sentimos herederos de Champagnat y de su forma de construir fraternidad a través de las pequeñas virtudes.
3) Cuidar y acompañar a las personas para crecer en identidad y espiritualidad marista: nos sentimos parte de un proyecto y nos acompañamos en la integración de lo nuevo que va surgiendo en la Provincia Estamos presentes entre los jóvenes, en la misión, caminando junto a ellos. Cuidamos y alimentamos nuestra propia historia desde un Dios Padre/Madre que da sentido a nuestras vidas de hermanos Nos formamos y profundizamos juntos en nuestra identidad y carisma de maristas de Champagnat.
4) Orientar nuestra misión desde la Solidaridad y la Comunión: evaluamos nuestra estructura y misión desde este imperativo evangélico. Ampliamos nuestras propuestas educativas para responder a las necesidades de los niños y jóvenes de hoy. Reforzamos los lazos de comunión entre nuestras obras, especialmente en la misma ciudad. Apostamos por una educación en la solidaridad, semilla de un mundo más fraterno.
En torno a estas cuatro pistas se configuran y giran las prioridades y planes de Maristas Mediterránea. Ahora toca explicitar y desarrollar los pasos que queremos dar durante los tres próximos años para llevar todo esto a la vida. Recordamos que estaba ya anocheciendo cuando Jesús dijo a sus discípulos: “vamos a la otra orilla”. Se trata de una invitación a seguir creciendo, a explorar nuevas posibilidades y a continuar profundizando en nuestra vocación marista. Así pues, ¡feliz camino!»