El grupo de asistentes a la formación Identidad y profundización marista ha realizado su última sesión del curso 23/24. Fueron tres semanas de reflexión sobre lo que la misión y el carisma marista significan en sus vidas. Este viaje formativo los llevó a Maimón (Córdoba), Valladolid y, finalmente, a Notre Dame de l’Hermitage en Francia.
Durante su estancia en este lugar emblemático para la comunidad marista, los participantes tuvieron la oportunidad de explorar sus orígenes, mientras reflexionaban sobre su llamado a la misión. Este recorrido no solo fue una inmersión en la obra de Champagnat, construida sobre roca sólida, sino también un momento de conciencia personal. Los asistentes se dieron cuenta de que, al igual que Champagnat, su compromiso con los jóvenes a quienes acompañan y para quienes buscan ser un instrumento de Dios, tiene sus cimientos sobre la Roca.
Uno de los momentos más significativos de este encuentro se dio cuando, a orillas del río Gier y desde la habitación de Marcelino, los participantes confirmaron que la misión marista aporta sentido y propósito a sus vidas, tanto profesionales como personales. Esta emocionante experiencia culminó con la renovación de su compromiso a los pies de María de Fourvière, siguiendo el ejemplo de Champagnat y sus compañeros de la Sociedad de María.
Un aspecto fundamental de esta experiencia fue la oportunidad de compartirla con sus seres queridos. Las parejas de los participantes, inicialmente inseguras sobre cómo formar parte del curso, se integraron plenamente y descubrieron que también eran destinatarios directos del mensaje. Al recorrer los lugares de los orígenes maristas, comprendieron mejor la dedicación diaria y la implicación incondicional de sus compañeros de vida. Sentarse juntos a la mesa, en La Valla, fue un momento revelador y de profunda conexión.
Con renovado ánimo y fuerza, estos maristas regresaron a sus comunidades como referentes locales y regionales. En la clausura del evento se evocó el mensaje de Marcelino, que cada uno se llevó consigo: «Ojalá se diga de vosotros: ‘Mirad cómo se aman los Maristas de Champagnat'». Ahora, de vuelta en su Galilea, seguirán comprometidos, como familia y como familia marista, a anunciar la resurrección de Cristo.
Adelante, con ánimo y fortaleza, estos maristas continúan su misión, inspirados por los valores y la fe que los unen.