Nuestra identidad está inspirada en el ideal de nuestro fundador, Marcelino Champagnat, y en un estilo propio y singular: somos fieles seguidores de Jesús al estilo de María. Ser Maristas de Champagnat significa hacer de nuestras vidas un testimonio pleno de fe; mostrar y demostrar en nuestras vidas una presencia acogedora y llevar a cabo una vida fraterna, de cercanía y servicio, sobre todo con quienes más lo necesitan.
Nuestra institución es una gran familia global carismática, a través de la cual derribamos las fronteras geográficas y permanecemos conectados, unidas todas las personas maristas gracias a una visión común del mundo, a una misión compartida y unos valores conjuntos. Ser Maristas de Champagnat es un apasionado compromiso de por vida con el mundo.
Ser Maristas de Champagnat implica una vida de espiritualidad, con dimensión mariana y apostólica; una espiritualidad recibida y que brota de la tradición de san Marcelino Champagnat y de los primeros hermanos como una preciosa herencia que se cuida, se mantiene y se actualiza generación tras generación. A través del documento Agua de la Roca puedes conocer esa espiritualidad marista que resume el lema “Todo a Jesús por María, Todo a María para Jesús”. Se trata de vivir al estilo de María, la Buena Madre, que desempeña en la historia de la salvación un papel esencial, pero sin ser protagonista. Una representación de esa humildad, sencillez y modestia que marca nuestro compromiso con el proyecto de nuestro Fundador, y hacerlo al estilo de María: llevando el mundo a Dios, con vocación de servicio y buen trato.
Ser Maristas de Champagnat supone una vida en comunidad, porque vivir el carisma marista con otros es vivir una experiencia de comunión. Comunidades religiosas, laicales, mixtas; comunidades abiertas de hermanos y laicos en proyectos de misión, enterrarcongregacionales, fraternidades; hermanos y seglares, discípulos todos de Marcelino, consagramos nuestras vidas al ideal de nuestro Fundador y respondemos a la llamada de Dios para vivir el carisma de Champagnat en comunidad. La esencia de nuestra Fe pasa por esa vida comunitaria, en esa vivencia de un proceso continuo de búsqueda, de tránsito por el camino de la Fe a través del diálogo, de la oración y del discernimiento, la fuerza del compartir la vida como parte del crecimiento humano y espiritual de todo marista.
